TirandO De FáBuLaS

Todo Final Tuvo Un Comienzo...

Capítulo IV "Desencuentros"

La trinchera permanecía y permanecía a unos metros del castillo. He perdido la cuenta de las lunas que ha visto nacer, vivir y morir. Parece que estuvo ahí siempre.
Pero nuestra princesa sabía que no. Desde la ventana no podía ver quién o qué cosa le acechaba, y eso hacía que fuera una irritación andante. Recorría como un león enjaulado su ya derrotado dormitorio. Su vestido iba rajándose con cada esquina. En realidad, nuestra Princesa había perdido casi todo su valor... ni los harapos la quedaban. Pero aún no se daba cuenta. O no del todo.

Intentó distraerse con lo que quedaba...pero, ¿qué quedaba? Ella misma, sólo ella y sus circunstancias, si es que las hay. Nadie impuso la soledad, nadie forzó el silencio.
Fue Ella, de golpe y con premeditación, decidió que las cosas no merecían la pena.

Hada se dió al ron seco de las bodegas. No soportaba el placer del dolor al autoencadenarse. No alcanzaba a comprender cómo su Princesa había olvidado que su cuerpo no sólo sirve para agonizar. Las polillas habían dado buena cuenta de sus alas, que resquebrajadas, sólo dejaban un polvo sucio a su paso. Era el único reflejo que quedaba de que por allí, un día, hubo magia.
Las alitas corrieron hasta la ventana. Hada hipea y menea la cabeza..."Sólo otra mente atormentada podría soportar este sol helado..."

Desde la Trinchera, la mente ajena se mantenía fuerte y concentrada. El pequeño fuego crepitaba constantemente. Alimentado de orgullo, nada detendría su camino.

Era consciente de su propia desesperación, pero no perdería los nervios, los impulsos están prohibidos en esta batalla.
La guerra más absurda de todas, pues había comenzado ya perdida. Ya estaba herido de muerte cuando comenzó el camino. Derrotado, ¿qué queda por perder?
Nadie le haría sombra...Si estaba allí, es porque nadie le haría sombra nunca...



En la torre ondea un cabello que no es sedoso, ni brillante. Princesa tose al sentir el aire entrando en sus pulmones. La furia se ha hecho con su cuerpo...No lo soporta. La impotencia se clava tan profundo que no puede evitar chillar. La voz que murió destroza unos oídos sordos...El barranco que sus sollozos han construido desciende bajo ella.

Hada trata de llegar con sus desaires alcohólicos hasta su Niña...."¿Qué pretendes hacer, Pequeño Desastre?"
"No consiento que nadie me desafíe...Es mi Reino...No consiento que nadie me haga sombra..."
Hada sólo logró apenas susurrar..."No lo hagas..."
Pero ya era demasiado tarde. El aire respondió...."Hace tanto frío Hada..."

Desde la Trinchera alguien ríe a carcajadas. Llegó la Hora.

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