TirandO De FáBuLaS

Todo Final Tuvo Un Comienzo...

Capítulo X "Nuevos segundos comienzos"

Hace mucho, mucho tiempo, se cuenta que una Princesa volvió a su reino vacío tras un largo tiempo desaparecida.

Se cuenta que lo primero que hizo fue buscar su perdida corona, y colocarla sobre su cabeza, aún teniendo el cuerpo completamente desnudo.

Cuentan también que comenzó a bailar al ritmo de una música que nadie escuchaba, solamente sonaba por y para ella. Decían que ni siquiera abría los ojos mientras cambiaba de habitación. Conocía cada esquina, cada baldosa rota...Nada pudo parar la danza de la Princesa.

Una vez terminado el extraño ritual, comentan que entró en juego la magia. Su Hada Madrina utilizó las bolas de polvo, los maderos rotos y la inquieta imaginación de la Princesa para crear. Poco a poco cada espacio se iba llenando de vida. Los recién nacidos iban llenando cada estancia, riendo y bailando sin parar.

Princesa estaba sentada en el suelo, simplemente sonriendo y moviendo rítmicamente su cuerpo en señal de aprobación. icen que un reguero de sudor caía por las sienes de Hada, y que un surco de miedo traspasaba sus ojos claros. Era evidente que Hada estaba asustada, pero nadie sabía de qué. 

En un par de días, cuentan las bocas que el reino estaba en ebullición. Seres de toda calaña se afanaban en dar vida a todo lo que había muerto. Hasta lo cambiaron de nombre, e incluso lograron que muchos, quizá demasiados, olvidaran quién y qué era aquella Princesa.

Tirana se acurruca en su nuevo abrigo de lana y se deja cegar por el tímido sol que parece volver arrepentido.

Dicen que entonces, fue momento de continuar la historia, para poder darle final...Sin tener ninguna prisa para ello.


Capítulo IX "Todo resurge, con o sin cenizas"

Comenzó a llover. Era una lluvia extraña, seca, pegajosa. Princesa se desperezó y contuvo la respiración. Notó su piel manchada y magullada, el pelo caía amargo sobre su cara. Llegó la hora de despertar.

Entonces gritó, gritó como nunca antes lo había hecho, desde bien dentro. El bosque devolvió su eco y se unió al momento. El viento movió las ramas cercanas empujando a Princesa. Un nuevo tiempo llegaba, todo aquél que tuviera alma podría sentirlo.

Nuestra pequeña comenzó a correr por el bosque muerto. Las ramas arañaban su cuerpo y las hojas secas se pegaban sobre su sucia piel. Las heridas, lejos de apaciguarle, hinchaban aún más su furia reencontrada. Aspiraba cada sentimiento olvidado, cada recuerdo liberado. Si, era capaz de sentir, pero nadie dijo nunca que eso fuera algo bueno, al menos para los demás.

Princesa volvía a ser Tirana, y más Tirana que nunca, ciega por todo lo que no veía y con una sola determinación. Todo sería suyo, brillante, sin importar el precio ni las artimañas. Sonrió al pensar que, con su historia, las reinas malas de los cuentos parecerían tiernas e inofensivas.

Se detuvo frente a su querida muralla. Resopló y comenzó el ascenso con rapidez. Nada podría detenerla. Como una lagartija, ni el sudor ni las piedras sueltas suponían un problema. El castillo y Tirana volvían a ser uno.

Sus pies desnudos tocaron el suelo de la torreta y un escalofrío recorrió el cuerpo de Princesa, que rió mientras miraba los rasguños de sus manos. Se sacudió las motas de barro de sus hombros desnudos y comenzó a caminar.


"Hada, querida magia tan mía...¿dónde te ha dejado caer esta vez tu amado ron?"

Hada sintió cómo se tensaban partes de su cuerpo que no sabía que existían. Revoloteó inquieta siguiendo la voz de su Princesa.

Aún diferentes, comenzaba el segundo asalto.